miércoles, 30 de abril de 2008

VOLARE, OHHHH OHHHH :s :s :s :s :s

Dedicado a todos aquellos que, como yo, tienen auténtico pánico a volar y aún así, cogen aviones habitualmente. ¡VALIENTES!

martes, 29 de abril de 2008

Pánico a volar

(Madre cariñosa)
¡¡¡Abre esa boquita que viene el avión!!!!
¡¡¡Abre bien esa boquita de rosa que dios te ha dado que llega un avión calentito!!!
¡¡¡Uy, pero qué bueno está el puré que nos traen desde el cielo!!!


(Bebé acojonado)
¡¡¡EL AVIÓN, EL AVIÓN, EL AVIÓN, EL AVIÓN!!!

(Made cariñosa)
¡Pero qué guapo es mi niño que sabe decir A-VIÓN!

Desde aquel día, la mamá-cariñosa y el bebé-acojonado se quedaron sin casa y tuvieron que mudarse a un piso de protección oficial. Al parecer, el avión de la imagen se estampó contra la planta 15 de su edificio y ambos, no entendemos bien por qué, cogieron miedo a volar. Si total, no iban montados en aquel aparato...

jueves, 24 de abril de 2008

Sardinas en lata



Viajar: trasladarse de un lugar a otro, generalmente distante, por cualquier medio de locomoción.
Coche: vehículo automóvil de tamaño pequeño o mediano, destinado al transporte de personas y con capacidad no superior a nueve plazas.
Verano:
época más calurosa del año, que en el hemisferio septentrional (es decir, la España nuestra) comprende los meses de junio, julio y agosto. En el hemisferio austral (ese que queda a tomar por...) corresponde a los meses de diciembre, enero y febrero.
Calor: sensación que se experimenta ante una elevación de temperatura.




¿Y qué ocurriría si juntásemos esos cuatro elementos en una sola experiencia?
VIAJAR + COCHE + VERANO + CALOR = ¿VACACIONES?

Cada año sienes y sienes de españolitos le echamos un par de huevos a la vida y cogemos el coche para trasladarnos en el periodo estival de las ciudades a las playas. ¿Y para qué? Pues para qué va a ser: para escapar del mundanal ruido, de la polución, de la rutina y de las aglomeraciones.

1 de agosto, 18:00: Pepe sale emocionado del trabajo porque hoy empiezan sus vacaciones. Está feliz, sonríe, se desabrocha la corbata y se siente libre ¡Un mes entero! Pepe vive a las afueras de Madrid con su mujer y sus dos hijos. Cuando llegue a casa, su querida familia le estará esperando para salir rumbo a "Marina D´Or, ciudad de vacaciones", un lugar al que emigran millones de borregos todos los veranos como en procesión, en una especie de fenómeno inexplicable y/o poltergeist. En el coche Pepe fantasea con el mes que le espera: sol, playa, cerveza y tranquilidad. Como cada viernes hay atasco y como cada agosto en Madrid hace calor, pero Pepe se siente tan dichoso que no presta atención a nada. En el cassette suena un recopilatorio de las mejores baladas de la historia. Y es que el coche de Pepe es antiguo y no tiene CD, ni aire acondicionado. Por fin llega casa, cuarenta minutos más tarde de lo previsto, pero a Pepe no le importa porque su perfecta familia ya debe estar más que lista para salir. Pepe abre la puerta y saluda:

- ¡Hola, familia!
- ¡Peeeeeeeeepeeeeeeeeee, suuuubeeeee! Tus hijos llevan más de dos horas peleándose. La niña se ha encerrado en el baño y dice que no abrirá hasta que el crío le pida perdón y el niño está en el porche con mi madre.
- ¿Tu madre?
- Sí, mi madre. Se viene con nosotros. ¿O es que pensabas dejarla aquí sola todo el verano? En el apartamento ese hay sitio de sobra, que me lo ha dicho la Mari que fue el año pasado.
- Oh.
- Pepe, ¡¿qué has querido decir con "oh"?!

Si en una escala del cero al diez de felicidad, cero siendo el mínimo y diez el máximo, a las 18:00 Pepe se encontraba en un claro grado 10 de optimismo, en cuestión de treinta segundos sus ánimos han decaído hasta el 6.5.

Pepe intenta sobreponerse y carga el equipaje que consta de: dos maletas tamaño gigante marca samsonite de las duras que llevan la ropa de su mujer y la suya, respectivamente; otras tres casi del mismo tamaño sólo para su hija quinceañera que por fin ha salido del baño; una mochila de acampada de su hijo, tres bolsas de viaje medianas de su suegra; tres sombrillas, una nevera portatil, una tabla de surf de plástico y la compra (que debería dularles quince días, pero con la gorda de la suegra no durará ni siete). El maletero y la baca están al completo.

Por fin suben al coche. La temperatura ronda los 34 grados y como ya sabemos, el coche de Pepe no tiene aire acondicionado (lo cual quiere decir que tendrán que: a) o recorren
431,9 Km con las ventanillas bajadas, pero soportando los comentarios de la suegra de lo mucho que le molesta el aire b) o recorren 431,9 Km con las ventanillas subidas, aun a riesgo de morir asfixiados. Pepe no sabe cuál de las dos opciones le resulta más insoportable.) Llegan a la autopista y... ¡SORPRESA! Parece que toda España ha tenido la misma idea que ellos. La radio anuncia retenciones kilométricas en todas las carreteras que se acercan a la costa, especialmente aquellas que llevan a Marina D´Or, Ciudad de Vacaciones.

Por si fuera poco, los niños se pelean, la suegra huele mal y su mujer no para de hablar. Llevan sólo media hora en el coche, han recorrido unos 7 km. y los ánimos de Pepe han bajado hasta un grado cinco. Pasa el tiempo y los coches avanzan a cuentagotas. El calor aprieta y el niño quiere hacer pis cada quince minutos. Pepe no puede más, sus ánimos están en un peligroso grado tres.

Bien entrada la madrugada llegan a Marina D´or, donde se pierden porque aquello es unas quince veces más grande que su propio barrio. La escala de ánimos de Pepe se ha desmoronado. El apartamento resulta kitch, hortera y no tan grande como prometía la Mari (vecina cotilla y amiga de Soledad, la mujer de Pepe). La abuela tendrá que dormir en el sofá del salón. Pepe se arma de paciencia y piensa: "mañana será otro día, mañana empiezan de verdad mis vacaciones.", pero nada más lejos.

Tras un buen desayuno, Pepe y su familia bajan a la playa con la intención de instalar sus toallas y sombrillas, pero son más de las 12 y sobre la arena no cabe un alfiler. Hordas de gente se apiñan unos contra otros. A la mañana siguiente tendrán que levantarse antes si quieren encontrar espacio. Así lo hacen. Son las 10 y ya están en la playa, pero ésta profiere el mismo aspecto del día anterior. Otra jornada más sin playa. A partir de entonces y durante todo el verano, Pepe se vió obligado a poner el despertador a las 7:00 para encontrar hueco para sus bártulos (Pepe duda que haya tenido alguna vez una "escala de la felicidad"). Por si fuera poco, el agua parece un charco de pis: está caliente, sucia y cubierta por una fina capa de aceite que han dejado los miles de bronceadores de los bañistas. Los restaurantes, discotecas, balnearios, campos de golf y demás servicios están tan impracticables como las playas.

Pepe no puede más y manda a tomar por culo la escala de la felicidad. Quiere volver a casa. Lo que debían ser las vacaciones de su vida se convirtieron en un infierno arduo de aguantar.

1 de septiembre, 9:00: Pepe sale emocionado de casa porque hoy vuelve a su puesto de trabajo.
Está feliz, sonríe, se anuda la corbata y ahora sí que se siente libre...

VIAJAR + COCHE + VERANO + CALOR = ¿VACACIONES?




martes, 22 de abril de 2008

Viajar sol@


Que viajar es todo un privilegio y un placer no lo duda nadie pero, ¿y viajar solo? Dicen por ahí que todo hay que probarlo en la vida. Los menos, aventureros e intrépidos se lanzarían allí donde Cristo perdió el mechero sin compañía alguna, pero la mayoría de nosotros, reconozcámoslo, no sacaríamos un pie de la cama sin arrastrar a nuestro osito de peluche por miedo a que Jack el destripador surgiera de entre las sombras. Yo una vez viajé sola... Porque los peluches no cuentan como animal de compañía, ¿verdad? - Sí, me llevé a mi osito Luis, por si las moscas -. Subí al avión feliz, convencida de que todo saldría a la perfección. Tenía 16 ó 17 años y la idea de alejarme de mis padres una temporada se me antojaba cuanto menos atractiva - seguro que a ellos les haría más ilusión todavía librarse unos días de su entonces insoportable hija adolescente-. Supuestamente, hablaba a la perfección el idioma del país de destino: Deutschland.


Primer contratiempo: una azafata menudita, rubia y de ojos azules anunció a través de los altavoces con la voz nasal que tanto caracteriza al gremio, el supuesto y típico discurso de antes del despegue: "este avión tiene ocho salidas de emergencias, los chalecos salvavidas están colocados debajo de sus asientos, abróchense los cinturones, bla bla bla bla bla bla ba bla bla bla. Y digo supuesto porque no entendí una sola palabra de lo que aquella santa alemana decía. Sufrí un ligero ataque de pánico y miré a mi osito Luis desesperada, pero parecía que él tampoco entendía el idioma.

Primer consejo para el que viaja solo: si no dominas inglés y desconoces el idioma del país en cuestión, pon en práctica
la archifamosa técnica de hablar muy alto y muy despacio (se-pa-ran-do bien las sí-la-bas) en tu propia lengua, como si el que te escuchara fuera sordo o subnormal. ¿Será una costumbre española? Y sino, siempre te quedará el idioma universal: el lenguaje de signos. ¡Señalando se llega al fin del mundo!

Segundo contratiempo: visto que Luis no iba a ser de mucha ayuda (desde aquel viaje a Alemania me he deshecho de todos mis peluches) seguí al resto de pasajeros hasta la sala de recogida de equipajes. Sorprendentemente, mi maleta no tardó en aparecer. ¡Qué puntualidad la alemana! Dado que soy mujer me llevé mucho más ropa de la necesaria y aquel saco pesaba unos 50 kilos más que yo. Traté de tirar de ella y me fue del todo imposible. Avergonzada, la dejé pasar y esperé a que diera una segunda vuelta. Finalmente, un amable señor bigotudo se apiadó de mí y me ayudó a bajarla de la cinta.

Segundo consejo para el que viaja solo, especialmente si eres mujer: por mucho que creas que vas a usar esos zapatos tan monos que compraste en las rebajas, no te los lleves. Seamos realistas, los tacones y el turismo se llevan especialmente mal. Tampoco son necesarios el secador, la mascarilla antigranos, siete conjuntos divinos, los pantalones "por si" (por si llueve)... En fin, prepara el equipaje usando un poquito la cabeza.
Segundo consejo para el que viaja solo, especialmente si eres hombre: si nosotrotas pecamos por exceso, vosotros lo hacéis por defecto. ¡Ahorrar espacio y peso en la maleta no significa llevarse una sola muda de calzoncillos! Quién sabe, quizá ligues, recuerda que estarás solo y por tanto, con mayor predisposición a conocer gente.

Tercer contratiempo: el albergue-hostal-hotel-apartamento JAMÁS será como luce en las fotos. Yo me hospedé en lo que ahí denominan Jugendherbergen. Siempre recordaré aquel albergue cutre como el peor antro en el que haya dormido. Si no eres de los juerguistas, querrás llegar a una habitación acogedora y alegre en la que por las noches no necesites aferrarte más fuerte de lo normal a tu osito de peluche.

Tercer consejo para que viaja solo: pregunta en algún foro de Internet en qué condiciones se encuentra el
Jugendherbergen en el que pretendes dormir.

Cuarto contratiempo: no hay cuarto contratiempo.

Cuarto consejo para el que viaja solo: tampoco hay cuarto consejo

Quinto contratiempo: pese a las dificultades de mis primeras horas de viaje, salí a la calle con ganas de comerme el mundo. Quería visitar la ciudad, degustar su gastronomía y sobre todo, conocer a sus gentes. Pero no había tenido en cuenta tres factores importantes: 1) la gente de a pie no estaba de vacaciones como yo y, por tanto, tampoco estaba para grandes fiestas 2) los únicos con ganas de juerga eran otros turistas que, como yo, deambulaban de arriba a abajo por las calles de Heidelberg con la cara de satisfacción que profiere el estar de holydays
3) los alemanes y los españoles somos muy diferentes...

Quinto consejo para el que viaja solo: 1) acuérdate la mala leche que llevas tú cuando ves a los típicos guiris restregando su felicidad vacacional delante de tus narices . Probablemente no quieras que un irlandés medio piripi te pregunte que si quieres beber sangría e ir a los toros con él. "Yo Tim, ¿tú cómo llamar?; tú y yo triqui triqui on the toros; yo comer tortilla de patatas. ¡LOS TURISTAS NOS VOLVEMOS MEDIO IMBÉCILES!

Vamos... que no hay nada mejor que viajar solo, jajaja. Fuera de bromas, es una experiencia altamente recomendable. Haces lo que quieres, cuando quieres y como quieres. ¡Eso sí que es libertad! Al final Luis y yo lo pasamos de maravilla.