martes, 19 de agosto de 2008

Fado: la canción triste y melancólica


El fado es el corazón del alma portuguesa y está más vivo que nunca. Una nueva y férrea generación de artistas se une a las voces míticas de antaño. El elemento esencial de la música fado el “saudade”, o lo que en portugués se traduce como anhelo. Se trata de una música triste que canta al destino (fado viene del latín fas, fatum, y es sinónimo de "destino"), a la muerte, al amor traicionado, a la desesperación y a la melancolía.

El origen de esta música popular se remonta a principios del siglo XIX de entre las clases más bajas y los barrios marginales. El fado era la música desgarradora de las tabernas, los burdeles y los rincones oscuros de los barrios de Alfama y Mouraria, la parte antigua y pobre de Lisboa. Más adelante, estas canciones procedentes de los suburbios, se pusieron muy de moda entre la clase aristocrática, que la introdujo estos versos en sus vidas a modo de excentricidad. Como muchos otros tipos de músicas populares, como el tango argentino, el blues americano o el flamenco español, el fado no debería definirse, sino padalearse como un manjar exquisito.

Tanto hombres como mujeres pueden cantar fados, aunque el gran público casi siempre prefiere una voz femenina para este género. Un buen fadista exagera sus expresiones faciales y gesticula con tesón en sus actuaciones. Las manos se mueven de un lado a otro con vaivenes elegantes, mientras el cuerpo permanece estático.

Este género alcanzó su época dorada en la primera mitad del siglo XX, cuando la dictadura portuguesa de Salazar forzó a los cantantes de fado a convertirse en profesionales y los confinó en las casas de fado (locales que se habilitaron con tal propósito). Hoy en día, el fado está protegido por las instituciones oficiales y se cultiva como un espectáculo turístico.

Amalia Rodrigues ha sido la reina del fado, idolatrada en su tierra y celebrada en el extranjero como la más famosa representante de la cultura portuguesa. Otros grandes de este género han sido Carlos Ramos, Alfredo Marceneiro, Berta Cardoso, Maria Teresa de Noronha, Hermínia Silva, Fernando Farinha, Fernando Maurício, Lucília do Carmo o Manuel de Almeida.

En la actualidad, Cristina Branco y Mariza son dos de las fadistas más vitoreadas. Ambas tratan de llevar este género entre el ejercicio de la tradición y las nuevas tendencias.

Si viajas a Lisboa, no olvides visitar un espectáculo de fado. Hay numerosos restaurantes donde podrás cenar al son de preciosos fados. Las mejores casas de fados se encuentran en los barrios de Alfama, Mouraria, Bairro Alto y Madragoa. Encuentra el mejor alojamiento entre estos Apartmentos en Lisboa
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