jueves, 24 de abril de 2008

Sardinas en lata



Viajar: trasladarse de un lugar a otro, generalmente distante, por cualquier medio de locomoción.
Coche: vehículo automóvil de tamaño pequeño o mediano, destinado al transporte de personas y con capacidad no superior a nueve plazas.
Verano:
época más calurosa del año, que en el hemisferio septentrional (es decir, la España nuestra) comprende los meses de junio, julio y agosto. En el hemisferio austral (ese que queda a tomar por...) corresponde a los meses de diciembre, enero y febrero.
Calor: sensación que se experimenta ante una elevación de temperatura.




¿Y qué ocurriría si juntásemos esos cuatro elementos en una sola experiencia?
VIAJAR + COCHE + VERANO + CALOR = ¿VACACIONES?

Cada año sienes y sienes de españolitos le echamos un par de huevos a la vida y cogemos el coche para trasladarnos en el periodo estival de las ciudades a las playas. ¿Y para qué? Pues para qué va a ser: para escapar del mundanal ruido, de la polución, de la rutina y de las aglomeraciones.

1 de agosto, 18:00: Pepe sale emocionado del trabajo porque hoy empiezan sus vacaciones. Está feliz, sonríe, se desabrocha la corbata y se siente libre ¡Un mes entero! Pepe vive a las afueras de Madrid con su mujer y sus dos hijos. Cuando llegue a casa, su querida familia le estará esperando para salir rumbo a "Marina D´Or, ciudad de vacaciones", un lugar al que emigran millones de borregos todos los veranos como en procesión, en una especie de fenómeno inexplicable y/o poltergeist. En el coche Pepe fantasea con el mes que le espera: sol, playa, cerveza y tranquilidad. Como cada viernes hay atasco y como cada agosto en Madrid hace calor, pero Pepe se siente tan dichoso que no presta atención a nada. En el cassette suena un recopilatorio de las mejores baladas de la historia. Y es que el coche de Pepe es antiguo y no tiene CD, ni aire acondicionado. Por fin llega casa, cuarenta minutos más tarde de lo previsto, pero a Pepe no le importa porque su perfecta familia ya debe estar más que lista para salir. Pepe abre la puerta y saluda:

- ¡Hola, familia!
- ¡Peeeeeeeeepeeeeeeeeee, suuuubeeeee! Tus hijos llevan más de dos horas peleándose. La niña se ha encerrado en el baño y dice que no abrirá hasta que el crío le pida perdón y el niño está en el porche con mi madre.
- ¿Tu madre?
- Sí, mi madre. Se viene con nosotros. ¿O es que pensabas dejarla aquí sola todo el verano? En el apartamento ese hay sitio de sobra, que me lo ha dicho la Mari que fue el año pasado.
- Oh.
- Pepe, ¡¿qué has querido decir con "oh"?!

Si en una escala del cero al diez de felicidad, cero siendo el mínimo y diez el máximo, a las 18:00 Pepe se encontraba en un claro grado 10 de optimismo, en cuestión de treinta segundos sus ánimos han decaído hasta el 6.5.

Pepe intenta sobreponerse y carga el equipaje que consta de: dos maletas tamaño gigante marca samsonite de las duras que llevan la ropa de su mujer y la suya, respectivamente; otras tres casi del mismo tamaño sólo para su hija quinceañera que por fin ha salido del baño; una mochila de acampada de su hijo, tres bolsas de viaje medianas de su suegra; tres sombrillas, una nevera portatil, una tabla de surf de plástico y la compra (que debería dularles quince días, pero con la gorda de la suegra no durará ni siete). El maletero y la baca están al completo.

Por fin suben al coche. La temperatura ronda los 34 grados y como ya sabemos, el coche de Pepe no tiene aire acondicionado (lo cual quiere decir que tendrán que: a) o recorren
431,9 Km con las ventanillas bajadas, pero soportando los comentarios de la suegra de lo mucho que le molesta el aire b) o recorren 431,9 Km con las ventanillas subidas, aun a riesgo de morir asfixiados. Pepe no sabe cuál de las dos opciones le resulta más insoportable.) Llegan a la autopista y... ¡SORPRESA! Parece que toda España ha tenido la misma idea que ellos. La radio anuncia retenciones kilométricas en todas las carreteras que se acercan a la costa, especialmente aquellas que llevan a Marina D´Or, Ciudad de Vacaciones.

Por si fuera poco, los niños se pelean, la suegra huele mal y su mujer no para de hablar. Llevan sólo media hora en el coche, han recorrido unos 7 km. y los ánimos de Pepe han bajado hasta un grado cinco. Pasa el tiempo y los coches avanzan a cuentagotas. El calor aprieta y el niño quiere hacer pis cada quince minutos. Pepe no puede más, sus ánimos están en un peligroso grado tres.

Bien entrada la madrugada llegan a Marina D´or, donde se pierden porque aquello es unas quince veces más grande que su propio barrio. La escala de ánimos de Pepe se ha desmoronado. El apartamento resulta kitch, hortera y no tan grande como prometía la Mari (vecina cotilla y amiga de Soledad, la mujer de Pepe). La abuela tendrá que dormir en el sofá del salón. Pepe se arma de paciencia y piensa: "mañana será otro día, mañana empiezan de verdad mis vacaciones.", pero nada más lejos.

Tras un buen desayuno, Pepe y su familia bajan a la playa con la intención de instalar sus toallas y sombrillas, pero son más de las 12 y sobre la arena no cabe un alfiler. Hordas de gente se apiñan unos contra otros. A la mañana siguiente tendrán que levantarse antes si quieren encontrar espacio. Así lo hacen. Son las 10 y ya están en la playa, pero ésta profiere el mismo aspecto del día anterior. Otra jornada más sin playa. A partir de entonces y durante todo el verano, Pepe se vió obligado a poner el despertador a las 7:00 para encontrar hueco para sus bártulos (Pepe duda que haya tenido alguna vez una "escala de la felicidad"). Por si fuera poco, el agua parece un charco de pis: está caliente, sucia y cubierta por una fina capa de aceite que han dejado los miles de bronceadores de los bañistas. Los restaurantes, discotecas, balnearios, campos de golf y demás servicios están tan impracticables como las playas.

Pepe no puede más y manda a tomar por culo la escala de la felicidad. Quiere volver a casa. Lo que debían ser las vacaciones de su vida se convirtieron en un infierno arduo de aguantar.

1 de septiembre, 9:00: Pepe sale emocionado de casa porque hoy vuelve a su puesto de trabajo.
Está feliz, sonríe, se anuda la corbata y ahora sí que se siente libre...

VIAJAR + COCHE + VERANO + CALOR = ¿VACACIONES?




2 comentarios:

maría espinosa-daudí dijo...

ajajajajajajajjaa

q buena eres!! Cuanta razón tienes por eso lo mejore es viajar cuando no lo hace nadie y quedarte en la ciudad cuando todo el mundo se va

Parisian dijo...

Hola,

Recién he leído tus escritos de viaje en Internet y me han gustado mucho. Quería aprovechar y recomendarte nuestra comunidad de viajeros www.viamedius.com por si te interesa publicar allí también. Espero que te animes y que la disfrutes.

Un saludo,
José Luis