jueves, 18 de diciembre de 2008
Gastronomía madrileña
Comensales, a la mesa. La cocina española es de sobras conocida en todo el mundo por considerarse una de las más deliciosas y saludables. Entre sus muchas variantes, se encuentra la gastronomía madrileña. Ésta es amplia y variada. Debido a su ubicación geográfica, sus platos tienen influencias de otras regiones de España e incluso de otros países. Aunque los fogones madrileños son un claro ejemplo de lo que Madrid es en sí misma, un batí buree de culturas culinarias, esto no significa que la capital carezca de identidad propia: ¡el tapeo, los callos o los bocadillos de calamares son más castizas que la propia Puerta del Sol!
La afluencia de emigrantes de otras partes de España fue la que llenó de matices y texturas los platos madrileños, con toques moriscos e hispano-romanos. Además, las temperaturas extremas de la ciudad también han influenciado en sus recetas, que se adaptan a las estaciones del año: en invierno, platos como el potaje o el cocido son los protagonistas; en verano, los platos fríos como las vinagretas de garbanzos son los más servidos.
Madrid es el epicentro del tapeo. Se trata de una costumbre muy extendida en toda España. Entre los ingredientes más comunes se encuentran los mariscos, los embutidos, o los quesos. La variedad de tapas madrileñas es gigantesca: tortilla de patatas, boquerones en vinagre, oreja, calamares, chopitos, patatas bravas o alioli, callos, croquetas, pulpo a la gallega... Casi todos los establecimientos populares sirven tapas. Cualquier barrio es bueno para degustarlas, pero Huertas y La Latina son los barrios más castizos.
El plato estrella es el cocido madrileño. Se trata de un guiso a base de garbanzos, carne (de cerdo, pollo y/o ternera), embutido, hortalizas (patatas) y verduras. Suele servirse en tres vuelcos o platos: primero la sopa hecha con el caldo; luego las legumbres y las hortalizas y, por último, las carnes y los embutidos.
Otros platos típicos son los callos a la madrileña, hechos con las tripas de cordero o ternera, pata y morro de vaca, chorizo y morcillas; la pepitoria de pollo o gallina, un guiso hecho con huevos duros, almendras y ave; los caracoles a la madrileña, servidos con una salsa picante; el besugo a la madrileña, preparado al horno; los huevos estrellados (es indispensable una visita al restaurante Casa Lucio para probar esta especialidad); la oreja, la sopa de ajo, la tortilla de patatas, los famosísimos bocadillos de calamares, las albóndigas, las gambas y las setas al ajillo, las patatas bravas y el bacalao. En cuanto a sus caldos, sin duda alguna los más famosos son el Chinchón y el licor de anís.
La tradición repostera madrileña es uno de los mayores orgullos para sus habitantes. Muchos de los dulces están ligados a tradiciones religiosas o a algún tipo de festivo: el 1 de noviembre, los buñuelos y los huesos de Santo; en Semana Santa, las torrijas; por San Isidro, las rosquillas; en San Antón, los panecillos; por Reyes, el Roscón. A lo largo de todo el año se pueden degustar las tejas y los barquillos. Son dignos de mención las violetas y el mundialmente conocido chocolate con churros o porras.
La gastronomía madrileña es sabrosa y muy variada. Para degustar sus platos más típicos, viaja a la capital y alójate en Apartamentos en Madrid. ¡Deja que tu paladar disfrute de los más deliciosos manjares castizos!
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