La belleza del arte telúrico
¿Otra nueva palabra rara para hablar de arte? Pues no, lo telúrico no es ningún concepto innovador o misterioso, se trata de la denominación más básica que se puede dar a la creación artística: se refiere a la tierra, a los orígenes, al primitivismo. Pablo Picasso fue el artista más apasionado por el arte africano, y muchos de sus amigos artistas tenían alguna estatua o mascara primitiva en su taller. Representa el origen, la sencillez, el espíritu y la fuerza natural, unas características de las vanguardias artísticas europeas. Ven a visitar la sección de arte telúrico del Museo Reina Sofía de Madrid, donde se encuentra una muestra de su desarrollo entre 1930 y 1936. Cuando Europa estaba entonces entre dos guerras mundiales, traumatizados por las atrocidades, los artistas buscaban la humanidad en lo natural: la Tierra.
Alberto Sánchez, Benjamín Palencia, Julio González, Oscar Domínguez y Maruja Mallo son algunos de los artistas que nos invitan a penetrar en lo terrestre. Aunque sus nombres no suenen tanto como los de Picasso, Dalí o Miró, fueron compañeros y casi todos viajaron a París cuando era entonces el pozo de las vanguardia europeas. Allí se desarrolló el Surrealismo, del cual hacia parte el pintor canario Oscar Domínguez. En sus primeras creaciones, dominan las arenas negras de Tenerife y mas tarde inventará la técnica pictórica de la decalcomania: un proceso que consiste en aplicar gouache negro sobre papel, que se coloca luego encima de otra hoja sobre la cual se ejerce una ligera presión. Se despegue antes de que se sequen y se obtiene una estampa parecida.
Los escultores como Alberto Sánchez y Julio González (catalán especializado en el hierro) destacan por su estética sencilla y salvaje, la geometría de los volúmenes, la fuerza de expresión de las formas y el dinamismo o la gravedad que pueden transmitir. Parecen ser la encarnación del peso y de la levedad, dos estados humanos esenciales.
En pintura, seguramente has oído hablar de Benjamín Palencia o de una de las pocas mujeres surrealistas, Maruja Mallo. Ella se centró en retratos de mujeres muy característicos, precursores del arte pop estadounidense, y tendrá un periodo cósmico durante el cual se dedicara a recrear la naturaleza son su serie de Marinas. La cerámica fue también una de sus vías de exploración, como el genio Picasso. Palencia se apasionó por los paisajes castellanos, los colores oníricos, el fauvismo, el cubismo… En las otras salas del Museo Reina Sofia que preceden o siguen al arte telúrico, encontraras las creaciones surrealistas, abstractas o las generaciones propiamente españolas como la 27 y el Noucentisme. De esta manera, podrás comprobar cuanto lo telúrico tiene presencia en las vanguardias del siglo XX.
Al fin y al cabo, el catalán Joan Miró fue quizá lo más telúrico de todos con sus infinitos azules, su preocupación por el detalle y la fuerte simbología de las manchitas de colores. Los animales, la naturaleza y lo cósmico fueron sus temas de predilección.
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miércoles, 27 de enero de 2010
La belleza del arte telúrico en Madrid
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