Minimalismo, la pintura del silencio
Curiosamente, después de erigir a los objetos y a los iconos del consumo de masas, el arte se despoja de cualquier referencia figurativa o cotidiana para hacerse abstracto. En unos 15 años, el arte americano pasa del Pop Art, al Expresionismo Abstracto, hasta llegar a la simplificación extrema con el Minimalismo. Es durante la década de los años 60 que se desarrolla esta tendencia artística abstracta, caracterizada por la eliminación total de cualquier representación humana. El soporte es la obra de arte y el color es el tema.
La evolución del arte es tremenda: los del Renacimiento podían pasarse meses pintando el rostro de un ángel; los Impresionistas se preocupaban por sus impresiones visuales, la luz y el color; los Surrealistas por el inconsciente, y los Abstractos por el color y el soporte en sí. Pasados los años, el arte se convierte en lo más cotidiano, en lo insignificante y en lo espiritual.
La desmaterialización del arte – según declararon Lucy Lippard y John Chandler – funciona como el análisis de los cambios que caracterizan al arte contemporáneo. Los artistas se centran en la desaparición del objeto, a favor del concepto. El arte como idea.
Muchas veces se ha hablado del hermetismo de la abstracción, porque es un arte que no representa algo reconocible, sino que hace referencia a una emoción humana o una investigación sobre el arte mismo. ¡Pero puedes intentar descifrarlo, por lo menos intentarlo!
Ad Reinhardt es considerado como el padre del arte minimal y conceptual. Su obra empieza por composiciones con formas geométricas y trabajos en distintas tonalidades del mismo color. Sus pinturas fueron llamadas “negras” porque parecían ser simples telas de varios negros, casi monocromos. La poética de estas obras reside en una búsqueda de lo absoluto, de una dimensión trascendental del color.
Otros artistas reduccionistas como Carl Andre, Dan Flavin, Donald Judd, Robert Morris y Sol LeWitt se interesaron por las líneas, los planos y los volúmenes desde el punto de vista de la percepción. En la obra de Dan Flavin, el protagonista es la luz: trabaja con tubos fluorescentes estándares, las luces industriales. Quizá sea el trabajo más fácil de entender por sus connotaciones místicas.
En general, no dan títulos a sus obras porque consideran que estos determinan la atención y la interpretación de los espectadores. Prefieren que se apropien la obra como tal la percibe ellos.
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martes, 26 de enero de 2010
Minimalismo
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