Vivimos en la sociedad de las prisas, el estrés y la inmediatez. Desgraciadamente, trasladamos esta forma de ser a todas las esferas de la vida cotidiana, incluido al sexo. De ahí, que hayan florecido tendencias contrarias a este ritmo cotidiano y poco natural: las filosofías orientales como el yoga, la meditación o el tantra – aplicado al sexo – representan la contrapartida y un punto de inflexión respecto a este mundo frenético en el que nos movemos.

Sexo-Tántrico

En la sociedad occidental, tanto el sexo, como el amor son dos elementos con claras expectativas materiales y fines específicos: rellenar vacíos, por ejemplo. Si amas, eres feliz. En el tantrismo el amor no es la proyección de una carencia, sino la manifestación de una presencia y un estado energético rebosante. En nuestra cultura, orientada a bienes concretos, el orgasmo es el principal objetivo del sexo. En cambio, en el tantra, el orgasmo (masculino) no es más que una pérdida inútil e innecesaria de energía. Si quieres sumarte al carro de las filosofías orientales y olvidarte del caos occidental, deja a un lado el sexo convencional, sus pautas y conductas y únete al tantra.

El tantra, como ya hemos dicho, resta toda importancia al orgasmo masculino y prima el placer femenino y a su orgasmo. Tantra viene del sánscrito y significa “expansión y liberación”. Así, esta práctica se caracteriza por llevar los cinco sentidos hasta el límite, buscando el placer máximo entre ambos miembros de la pareja. Es muy importante que el hombre no eyacule, o por lo menos que no lo haga después de unos 15 actos para que no finalice el acto y el placer de ambos se amplíe.

Gracias al tantrismo el hombre aprende a llegar al orgasmo sin eyacular, por lo que la energía no se derrocha. Este tipo de sexo se basa en encuentros largos y muy relajados: aquí no caben las prisas ni las ganas de culminar. Por otro lado, no se ve a la mujer como un simple “recipiente sexual”, sino como a una receptora de energía.
Ante todo, se busca la calidad, y no la cantidad. Los puristas aseguran que no es conveniente practicar sexo más de una vez al mes para así acumular energía erótica. La meditación y la respiración son elementos básicos. Sentados frente a frente, uno exhala, y el otro inhala (con la idea de respirar uno el aire del otro). Vacía tu mente y relájate. Acaricia y masajea a tu pareja hasta la saciedad, pero sin tocar las partes íntimas como los pechos o los genitales. Después de un rato, haced un descanso y vuelta a empezar. Tumbados en la cama, siempre uno frente al otro, besaros sin que vuestros cuerpos se toquen, atentos a la respiración. Después se puede proceder a tocar los genitales, pero siempre con suavidad y acto seguido, a la penetración, que nunca es el fin único, sino un paso más a seguir. Ésta debe ser estática primero, y luego moviéndoos después y debe durar en torno a los 30 minutos. Recuerda que se trata de mantener la tensión sexual. Si el hombre siente que va a eyacular, debe parar, relajarse, respirar, y volver a empezar con los ejercicios.

En el Tantra es muy importante concentrarse en cada uno de los pasos y disfrutar de cada uno de ellos de manera relajada. Al principio, nos costará concentrarnos y evitar el propio interés por lograr un orgasmo, pero con el tiempo la conciencia aprenderá. Gracias al tantrismo, llegarás a un fin espiritual a través de la unidad. ¿Quieres descubrir todos sus secretos? ¿Qué mejor manera que e un viaje? Alquila Apartamentos en Marrakech y sumérgete en el mundo del tantra.