martes, 2 de febrero de 2010

La ciencia y sus experimentos más locos

La ciencia y sus experimentos más locos

El hecho de que podamos vivir en una sociedad tan moderna y avanzada tecnológicamente se lo podemos agradecer, en gran medida, a las investigaciones científicas, estudios, análisis y experimentos llevados a cabo durante la historia de la humanidad. Pero muchos resultados no revelaron mucha información nueva, sino que muy a menudo se trataban de experimentos locos y sin sentido. Sí, lo habéis leído bien. Dejemos el lenguaje formal aparte y hablemos sin rodeos: ¡la mayoría de los científicos parecen estar mal de la cabeza! ¿No os lo podéis creer? Pues seguid leyendo…

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Empecemos con un experimento un poco macabro (aunque en el fondo todos son un poco delicados y no demasiado políticamente correctos). En 1924 el doctor Carney Landis quería investigar las expresiones de la cara. Hasta ahí todo bien… El problema fue el método utilizado. Después de enseñarles a los participantes impresiones cada vez más fuertes, empezando con relajante música jazz, pasando por estallarles petardos a pocos metros de distancia, hasta hacerles adivinar objetos asquerosos en la oscuridad con el sentido del tacto, los participantes tuvieron que enfrentarse a la siguiente situación chocante: primero se les enseñaba un pequeño y dulce ratón y justo después un cuchillo agudo. Entones se les daba la siguiente orden: ¡Quítale la cabeza! Ahora tenéis seguramente la misma expresión que las personas objeto de esta prueba: SUSTO, ASCO, SERIEDAD, DESESPERACION. De hecho 15 de las 20 personas decapitaron al pobre ratón. De esta manera, el científico sentó las bases de la interesante ciencia de la sumisión. ¿Aún tenéis la piel de gallina o qué?

Pero existen experimentos más macabros aún, con lo que uno sólo puede sonreír ante tanta consternación. En 1932, Robert E. Cornish, científico de la Universidad de Berkeley, quiso desempeñar el papel de Dios y volver a darles la vida a personas ya muertas. Con este objetivo, ató un cadáver a una especie de balancín y lo movió hacia arriba y hacia abajo para que el derrame sanguíneo del muerto volviese a ser estimulado. Obviamente uno no necesita haber estudiado una carrera de medicina para saber que este experimento no llegó al éxito. Lo más que consiguió es que se rodara una película de terror, “Life Returns”, a raíz de esta prueba. No hacen falta más comentarios…

Hablando de la „resurrección“, pasamos al próximo experimento científico: había una vez tres Jesuses que se encontraron en una clínica psiquiátrica… Lo siento, pero no se trata del típico chiste. En 1959 el psicólogo Milton Rokeach juntó a tres personas que estaban convencidas de ser el verdadero Jesucristo. El científico quería ver a dónde iba a llegar con este experimento. El resultado es muy simple: uno no se creyó nada del otro Jesús, y el tercer Jesús sólo pensaba por qué demonios tiene que hablar con estos raros psicópatas. La situación tensa incluso causó peleas, con lo cual se interrumpió el experimento por razones de seguridad.

La lista de los experimentos más freaky del mundo científico parece ser infinita: empezando con la investigación sobre qué es lo que uno siente a la hora de ahorcarse, pasando por el control del cerebro de los toros, hasta la investigación sobre el dormir-despierto llevado a cabo en una pequeña cueva aislada del mundo exterior… En principio, mientras todos los participantes de las pruebas se declaran voluntarios, no hay problema. Al fin y al cabo, cada uno está libre de tomar sus propias decisiones.

¿Te atreves de llevar a cabo tu propio experimento? ¿Qué tal un experimento sobre la relajación total y el equilibrio interior? No hay problema, sólo tienes que viajar a la capital húngara y disfrutar de todos los tesoros de la ciudad balneario. Alquila los mejores apartamentos en Budapest y goza de un alojamiento económico y confortable.

Posted via web from barcedona's posterous

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