El síndrome de la clase turista
¡Qué envidia nos da la gente que viaja por negocios a Nueva York, Japón o América Latina! Pero no es oro todo lo que reluce… ¿Habéis pensado cuántas horas de viaje supone este tipo de vida? Horas y horas de vuelo, comprimido entre dos filas de asientos, con el espacio apenas suficiente para poder leer y beber al mismo tiempo. Olvidamos que tenemos piernas, excepto en el momento de levantarnos, que es cuando surge el síndrome de la clase turista: una patología venosa o pulmonar que preocupa a la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde finales de los años 90.
¿Turista o primera clase?
Mientras que los de la primera clase descansan en silencio, acurrucados bajo su manta en un asiento medio convertible en cama y con una comida caliente al despertar, los de la clase económica intentan sobrevivir. Tienen que aguantar cerca de un día sentados como sardinas en lata, inmóviles, ahorrando las idas y vueltas al lavabo, luchando para girar las páginas de su periódico sin tapar a su vecino. Y a la hora de aterrizar, las piernas vuelven a animarse como si de una marioneta se tratase, y surgen molestias: edema, hormigueo, cansancio, entumecimiento, hasta trombosis venosa profunda y embolia pulmonar en los casos más graves.
La OMS apunta que el 3% de los viajeros sanos que viajan con frecuencia durante largas horas bajo estas condiciones, padecen del síndrome de la clase turista. Y es que en 2001, los medios se pusieron en alerta tras aprender que la joven Emma Christoferson (28 años) se murió de repente tras un aterrizaje en Londres, después de largas horas de avión desde Australia. La autopsia reveló que su muerte fue causada por una embolia pulmonar. ¿Por qué no amplían los espacios entre los asientos? ¿Sólo tienen derecho al bien los de primera clase?
Flip-Flow
Para que viajar no sea sinónimo de tortura, existe una solución. Este remedio se llama Flip-Flow, y es un estimulador circulatorio hinchable que permite a los viajeros de la clase turista un poco más de comodidad. Se trata de un aparato para los pies que favorece el retorno venoso, la circulación sanguínea y la microcirculación en la zona plantar.
Según los investigadores, la razón de los peligros de volar durante largas horas podría tener algo que ver con las condiciones de presión y oxigeno de las cabinas de vuelo. Y sobre todo en el caso de personas más predispuestas, tal como los obesos, los enfermos crónicos del corazón, las mujeres embarazadas, los diabéticos, los pacientes tumorales, la gente mayor…
Para que la sangre fluya con toda normalidad, evitar que tus piernas se entumezcan, que tus tobillos se hinchen y que se formen coágulos: lleva ropa cómoda, realiza círculos con tobillos y flexiones de pies, levanta las rodillas, intenta pasear, bebe agua. Unos consejos que valen para todo, porque al fin y al cabo, tu cuerpo merece un mínimo de cuidados.
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lunes, 15 de marzo de 2010
El síndrome de la clase turista
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