¿Confías en Internet como si fuera La Biblia?Cada día buscamos, copiamos y compartimos informaciones sacadas de la mayor enciclopedia mundial: Internet. Punto a favor: la red supone la democratización de la información, una gran facilidad de acceso y sobre todo, la posibilidad de participar en la creación de una base de datos colectiva. Los wikis por ejemplo son un sistema que permiten a cualquier persona añadir o cambiar información sobre un tema. Pero este fenómeno tiene un límite: la fiabilidad. Internet nos puede engañar, así que redobla de vigilancia, siempre.
Un avance que beneficia a todos
La creación de Internet supone una aportación inmensa para la población mundial. Ya no tenemos sólo una vida real, sino también una virtual: podemos encontrar cualquier cosa nos interese, compartir experiencias y pasiones con desconocidos, ampliar nuestra cultura general, descubrir nuevos horizontes, etc. En el ámbito profesional, es también un recurso de gran utilidad. Este es un mundo de grandes posibilidades.
Pero hay algo negativo en todo esto: no existe tanta garantía de fiabilidad. Internet es la puerta abierta a las fantasías de la imaginación y de la mentira. Puedes hablar con un amigo que resulta ser un total desconocido, puedes leer cosas que son totalmente erróneas e incluso tú mismo puedes estafar y mentir.
Historia de una estafa
Otro peligro que genera Internet es la transmisión de datos personales. Hace unos meses, puse un anuncio en un portal de ventas para vender una cámara. Me contestó un tipo que vivía en Londres diciéndome que necesitaba esta cámara lo antes posible porque era para regalar a su hija que vive en Nigeria, un regalo de graduación. Muy amable, muy preciso, muy educado. Como iba recibiendo correos de su banco como justificaciones, confié en él. Envié el paquete con una nota y avancé los gastos de envío, muy altos por tratarse de Nigeria. Por suerte, hablé de esto a un amigo que reconocía una estafa y al mismo tiempo la empresa de envíos me avisó de que no podía proceder al envío por la falta de mi fotocopia de pasaporte. Menos mal, estaba al punto de perder 600 euros.
Ahora que lo pienso, la falta de seguridad era obvia ya que ni siquiera llamé al número y tenía una gran sospecha frente a tanta cortesía y tanta prisa. Pero confiaba y me quería sacar la cámara de encima… Y por supuesto, el tipo no buscó a contactarme más frente a mi silencio. La lección final es que Internet es una tentación: tiene buen aspecto, pero puede contener veneno. Así que anda con cuidado por la red. Lo positivo en todo esto, es que nos permite replantear nuestra manera de recibir la información y vamos desarrollando nuestro espíritu crítico.
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jueves, 11 de marzo de 2010
Qué visitar en Lisboa
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